Ganadores del Concurso de microrrelatos en contra de la violencia de género

1º CICLO DE LA ESO

Todo es bonito. Se respira amor, se oyen largas risas, e incluso dos sentimientos tan abstractos como la felicidad y la química son visibles, y tan grandes que se pueden tocar tan solo con la presencia de ambos. Hasta que un día todo cambia. El mundo da un giro de 360 grados a una velocidad de vértigo. El cielo azul se nubla y llega una tormenta permanente. El mar junto a sus furiosas olas arrastran todos los recuerdos felices borrándolos del ahora pero nunca de su mente. Las sonrisas se cambian por frías lágrimas, los besos por golpes y las cálidas caricias por heridas. Físicas y psicológicas. Intenta escapar, desaparecer de aquel infierno que le quema. Pero ya es tarde. Ya no hay vuelta atrás. Ya no tiene voz. Ahora el silencio presencia su recuerdo. Y volvemos a jurar la promesa jamás cumplida. Que esta vez sea la última. Que no haya ni una menos (Patricia Sánchez Lorenzo, 2º ESO B).

2º CICLO DE LA ESO

Sabe lo mucho que me molesta. Ella es consciente de que me irrito con facilidad. No me arrepiento. No me siento mal por haberle pegado, ella se lo buscó. Tiene que aprender que soy yo el que manda. Se hace la indefensa, le cuesta contestarme cuando le pregunto con quién ha estado, dónde. ¡Eso siempre me ha enfurecido! Yo tengo el dominio sobre ella. Y en cierto modo, me gusta ser sincero y decirle que nadie la quiere, al menos, yo no. Es tan inocente… Todo ha sido una gran mentira que poco a poco ha ido viviendo entre nosotros. No sabe hacer nada bien, lo poco que hace me fastidia, no sirve para nada. A veces me dan ganas de marcharme; pero si no es mía no será de nadie. Recuerdo la primera vez que la golpeé, lo hice con tanta furia acumulada que le partí el labio, aún me río de ella. Ni quejarse sabe ( Lucía Ramos Sánchez, 3º ESO B).

BACHILLERATO

TE ELIJO A TI

He decidido descolgar el teléfono y marcar los tres dígitos que tanto tiempo llevan retumbando en mi cabeza. Retumban, al igual que las paredes de nuestro pequeño piso cada vez que él se digna a aparecer y te arroja contra ellas. Me escondo tras la puerta y trato de contener un grito agudo, de auxilio, porque tú me lo has pedido. Siento cada impacto en tu cuerpo como mío y me hieren profundamente las palabras que te dedica. El dolor y la vergüenza me invaden al pensar que la sangre de ese miserable corre por mis venas. Sin embargo, intento obviar ese hecho y creer en que cada uno puede escoger en quién convertirse y luchar por cambiar su destino. Ese destino, nuestro destino, es el que hoy deseo transformar. Yo te elijo a ti, mamá. 0…1…6…  (Patricia Orive Rodríguez, 2º BAC B).